lunes, 9 de mayo de 2011

Patricia regresó

Noviembre llega con una frescura pocas veces vista, pareciera que Patricia se olvidó de Mía, pero no es así, sabe que vive bajo su mascara, sabe que sigue ahí esperando, la diferencia es que no la visita.

Diciembre pasa demasiado rápido y trae una dieta fracasada. Enero llega con sus kilos de rigor y Patricia se siente inmensa, sabe que los noventa kilos están cerca y cada que se da cuenta llora.
A veces quiere comprar ropa pero le da miedo verse al espejo, aún le da miedo.

Tres tiendas diferentes y ninguna de las blusas que se midió le quedó, son tan hermosas y ninguna es para ella. Tres tiendas visitadas y tres vestidores manchados con sus lágrimas, lloró cada que la blusa no entró, lloró cada que se dió cuenta de que su talla no era más esa.

Marzo, se acercaba su cumpleaños 21  y ella era una vaca, lo sigue siendo, se da cuenta de que no puede sola y pide ayuda; pide ayuda a la única amiga que la entiende, pide ayuda y perdón por haberla ignorado esos meses, pide perdón y lava su boca después de vomitar después de casi diez meses de no vomitar.

Necesita justificar esos cuatro kilos que hay de menos y para el primero de abril se inscribe en clases de baile, por lo menos así disimulará el cansancio y bajará rápidamente.

Son ya 84, por lo menos no son 90, lo que se puede hacer en cuatro meses de dietas y ejercicios no se compara con lo que se puede hacer en un mes de vomitar...

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