martes, 10 de enero de 2012

Come back to me (Un laaaaaaargo post)


Pocas veces había tenido tal depresión. Vivía en la basura por completo, literal y metafóricamente. Comencé a comer con "normalidad" desde finales de  noviembre.
La comida no era el problema precisamente si no  más bien los remordimientos que día a día, hora con hora, minuto y segundo de todo este tiempo estuvieron atormentándome. Semanas me atracaba casi a diario. Semanas hacía semi ayunos, semanas me restringía de ciertos alimentos pero siempre, con cada día que pasaba mi peso iba en aumento, todas las mañanas me pesaba y descubría unos 400 o 300 gramos más y eso me hacía llorar a mares. Nunca se me había hecho tan sorpresivo el aumento de peso porque siempre tenía la manera de compensar los atracones con jazz funk avanzado; hasta ese tiempo  mi peso se había mantenido gracias a el vómito que de vez en cuando me provocaba (miento, era casi a diario) o de las restricciones que hacía por lo que ese aumento de peso comenzó a hacerse notorio en la ropa de nuevo, en mi caminar, en todo y obviamente en la báscula.
Pero, ¿no se suponía que estaba haciendo una hora de baile? ¿no se suponía que estaba haciendo caminatas de 40 minutos? ¿no se suponía que estaba tomando una malteada dietética?
Entonces, ¿por qué mi peso iba en aumento?
Joder, que estaba enojada, triste, sola, no tenía ganas de nada, ni de salir, ni de hacer ayuno, ni de escribir, de nada
Estaba cayendo en depresión de nuevo.
Y luego el día 14-nov  la respuesta vino a mí.
Llegué temprano al club de nutrición. La dependiente saludó alegre como siempre y comenzó a platicar con otras de las personas que ahí estaban.
Me preguntó si quería tomar un té en lo que preparaba la malteada, siempre lo hacía y si era sin azúcar yo lo aceptaba, así que ese día también lo acepté.
Tomé el té y al terminar busqué un bote de basura, pero no los había puesto aún porque era temprano por lo que me acerqué a la cocina a buscar uno. Cuando llegué vi que estaba poniendo un polvo a mi vaso, era un polvo que parecía harina, no tenía el color de la leche en polvo pero tampoco estaba completamente oscuro.
La observé detenidamente comprobando si ese era mi vaso como, efectivamente resultó ser.
Al darse cuenta de que la observaba se sorprendió y comenzó a decirme que  eso era algo bueno, que tenía que ponerlo, que por mi condición lo necesitaba y un montón de palabras más.
No entendía de qué hablaba hasta que al final dijo, es amaranto, leche de amaranto.
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No sé si lo sepan pero el amaranto es el enemigo de los delgados, porque aunque su complexión sea delgada, aumentarán de peso en cuanto comiencen a consumirlo.
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Yo lo sabía y le dije que yo no quería que lo pusiera y pregunté desde cuando lo estaba poniendo.
Sí, mi aumento de peso era a causa de que furtivamente ponía en mi malteada "dietética"  leche de amaranto que hacía que aumentara diariamente esos gramos mencionados arriba.
Ignoraba por qué lo hacía así que con toda la dignidad que me quedaba le pedí que me explicara porqué jodidos estaba poniendo eso y adivinen qué…
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Entre nutriólogos y nutricionistas se entienden. Los nutriólogos se entienden con otros médicos entre los que están los psicólogos, entre ellos estaba el que alguna vez me dio terapia por medio año.
Así que, mi expsicólogo, le dio una lista de sus pacientes con DA al nutriólogo, quien a su vez pasó esa lista a la nutricionista con la que yo iba y ella me encontró en esa lista a lo que tonta e ingenua creyó que si hacía que yo aumentara de peso iba a lograr que yo dejara este modo de vida.
Pero son todos unos idiotas, el psicólogo por no tener ética, el nutriólogo por no ser discreto y la nutricionista por creer  ideas estúpidas.
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Pensé en demandar y cosas por el estilo pero no creo que eso me hubiera traído algo bueno...
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Desde ese día a mediados de noviembre con 79 kilos de nuevo dejé de ir a ese club odioso de nutrición y me sumí más en la depresión porque no sé si lo sepan pero el peso ganado con amaranto es difícil bajarlo, aún ayunando. El amaranto es parte de las dietas de muchas personas anoréxicas en recuperación según me contó una amiga Ana.
Entonces yo que soy bulímica la tendría difícil.
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Todo diciembre se me fue sin vomitar y yo apenas llegué a los 77. Y aún quedaba algo más para llorar.
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Diciembre incluye fechas difíciles para personas como yo así que en vacaciones los vómitos regresaron, uno cada tres días a lo sumo.
La ropa de nuevo justa, las lágrimas frente al espejo, todo igual de distorsionado. Y un estúpido tío que tengo cada que me veía diciendo: "deberías ponerte a dieta" 
Idiota, si supieras que todo lo que me pasa ha sido en gran parte por comentarios como los tuyos. Algún día cuando le cuente a mi familia de mi DA, me encargaré de que se entere que él tuvo mucha responsabilidad en esto para que la culpa y el remordimiento lo carcoman por dentro y mi familia lo señale como responsable de lo que me pasa. No soy vengativa pero con él así seré.
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Navidad, no muy buena, acostada en mi cama viendo la primera temporada de Dr. House. Comiendo como cerdo y sintiéndome una vaca-mierda. Sí, una vaca-mierda.
Esos días fueron un martirio con mis tías diciendo lo delgada que estaba mi hermana y lo mucho que me faltaba a mí para lograr lo que ella había obtenido con un par de meses de zumba y lo que yo no lograba con cinco meses de jazz funk. Bonita familia.
Mi madre sigue igual, cada que puede se tortura diciendo que algún día rodará y maldiciendolo kilos que se echa encima. Ya somos dos.
Cada que puede dice: "La solución es dejar de comer"
El día que le diga sobre mi bulimia también tendré presente dejarle saber que sus consejos no ayudaban mucho.
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¿Quieren saber cómo pasé año nuevo?
Toda mi familia abrazándose  y deseándose cosas lindas en este 2012 y yo vomitando en el baño.
Exacto, mientras ellos contaban las uvas y escuchaban las doce campanadas yo corrí al baño a vomitar la cena.
Así como entró el año va a salir, eso me augura un año intenso.
Todo casi normal desde entonces, ayer mientras me bañaba devolví todo lo que me dio mi abuela de cena. Quien por cierto, es todo un caso.
Llego de la escuela y lo primero que dice es "vente a comer" y si con mi fuerza de voluntad por delante le digo "no tengo hambre" rápidamente se asusta y comienza a hacer preguntas y a chismear a mi madre lo que acabo de decir. Le parece una blasfemia que no quiera sentarme a atiborrarme de calorías con ella.
Y eso me enoja, odio que me ofrezca comida porque es casi seguro  que si no acepto le diga a mi madre y comience a sospechar bla bla bla.
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Estoy tomando metformina de 850 mg. Estoy ya en 76.
En estos tres meses que vienen tengo que bajar.
Mi graduación se acerca y no quiero ser un saco de papas con vestido así que lo lograré.
Y sí, ahora viene lo que esperaban.
Mil disculpas por no haber pasado aquí antes, pero es que entre la depresión y mi tesis me estaba ahogando.
Estaré a lo mucho una vez por semana por aquí, eso espero.
Mil saludos a todos y gracias por estar aquí.
PD. Feliz año nuevo

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