En enero, después de mi última entrada tuve ciertos problemas. Para empezar mi tesis, que no estaba ni a la mitad y debía entregarla rápidamente. Luego el dinero que comenzó a escasear de pronto. El amor, que más que nunca se fue de mi lado. El canto que me estaba fallando mucho.
Todo se conjugó y caí en una espiral bastante turbulenta de depresión.
Cuando me gradué pesaba 79 kilos. En estos momentos peso 88.
Es increíble cómo puede el cuerpo simplemente dejar de obedecerte, quieres dejar de comer, pero algo más allá de tus instintos te obliga a hacerlo.
Eso me llevó a llorar por las noches, a odiar los espejos y hacerme más reprimida socialmente.
Pasó el tiempo y por eso estoy aquí, en octubre dispuesta a confiarle mi vida a mis princesas favoritas porque son las únicas que me han demostrado que son efectivas.
Adherido a mi regreso está el tomar una metformina en las mañanas. Un orlistat y tres cápsulas de nopal y linaza con cada alimento que ingiera.
Espero que los resultados se vean porque pretendo verme decente en diciembre, cuando la familia se reúna.
Un saludo a todos los que siguen pasando por aquí, espero actualizar el viernes con un mejor panorama.
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